Gracias a la generosidad (u oído atento) de Oxford University Press, llegó a mis manos un libro que quería leer y, de paso, reseñar en este blog: Discourse and practice. New tools for Critical Discourse Analysis, publicado por Theo van Leeuwen (en la foto) en el año 2008.
Con esta reseña quiero inaugurar una nueva sección (a la derecha) -y, en parte, sumarme a un nuevo género- que combine la recensión usual de novedades editoriales en el campo de los Estudios del Discurso con el grado de relativa informalidad e inmediatez, el carácter fuertemente divulgativo, y el potencial de recursos (hipervínculos, fotos, etc.) de la blogosfera. Invito también a los colegas a que me envíen sus reseñas para que sean publicadas o reeditadas en este espacio.
Theo van Leeuwen es un lingüista atípico: primero productor y guionista televisivo y cinematográfico (como se ocupa de destacar en la contratapa de su libro), luego funcionalista (no podía ser de otra manera en Sydney) interesado en ampliar el estudio social y crítico del lenguaje a códigos no verbales, y el sistematizado y recortado contexto de comunicación hallidayano al contexto cultural. En Discourse and practice, van Leeuwen recopila parte de sus últimos 15 años de investigaciones (muy prolíficas, por otro lado) dentro del Análisis Crítico del Discurso en forma de nueve artículos (tres de ellos inéditos o muy modificados). La deuda teórica con su director de tesis, Jim Martin, y exponentes fundamentales del ACD (Norman Fairclough, Teun van Dijk, Ruth Wodak, Gunther Kress, etc.) es evidente y evidenciada. Las referencias a las propuestas de Michael Halliday son sistemáticas.
Los contenidos:
Preface
1. Discourse as the recontextualization of social practice
2. Representing social actors
3. Representing social action
4. Time in discourse
5. Space in discourse
6. The discursive construction of legitimation
7. The discursive construction of purpose
8. The visual representation of social actors
9. Representing social actors with toys
Se trata de un libro breve y manejable (172 pp.), de precio medio (26.95 dólares en Amazon), y representativo del pensamiento de van Leeuwen. En particular, resulta teórica y metodológicamente útil su capítulo inicial, «Discourse as the recontextualization of social practice», donde el autor presenta y ejemplifica el trazo grueso de su propuesta.
El modelo general de van Leeuwen parte de conceptos clave de sociólogos y antropólogos ya clásicos (Foucault, Weber, Bernstein, Bourdieu, Malinowsky; curiosamente, no aparecen demasiados autores norteamericanos relevantes, como el etnolingüista Dell Hymes) y se interesa por el fenómeno de la recontextualización: la forma en que los textos utilizan y transforman las prácticas sociales, es decir, la representación semiótica de lo que la gente hace.
Los textos analizados son principalmente verbales, aunque la propuesta busca de forma explícita ampliar el objeto usual del análisis del discurso a manifestaciones no verbales (e.g., el capítulo «Representing social actos with toys» estudia -nuestros queridos- Playmobil). En cualquier caso, van Leeuwen persigue una suerte de semiótica íntimamente ligada -y sólidamente basada- en una gramática funcional (y hallidayana) de la lengua. A pesar de esta base gramatical de muchas de las categorías propuestas, las clasificaciones son saltadas -y asaltadas- cuando el objeto estudiado lo requiere. El resultado es ciertamente atractivo.
Las prácticas sociales son definidas en general como «formas socialmente reguladas de hacer cosas» (p. 6) e incluyen 1) participantes, 2) acciones, 3) modos de realización, condiciones de realización (en cuanto a 4) los participantes, 5) los lugares y 6) los recursos utilizados), 7) estilos de presentación, 8) tiempo, 9) lugar y 10) recursos materiales. La práctica social, que puede contener acciones lingüísticas y no lingüísticas, se recontextualiza en un secuencia de actividades semióticas (lenguaje verbal y no verbal) que van Leeuwen denomina género. Todos o algunos de los elementos relevantes en la configuración social son transformados en el relato de la misma. Se trata, dice el autor utilizando un termino quizás traicionero, de una transformación, foco de su libro y puntapié para la explicación y, en última instancia, la interpretación de los textos analizados.
Los ejemplos que ilustran los vericuetos teóricos de esta propuesta son fuertemente convincentes, quizás porque la propia propuesta se desarrolla a partir del desafío de estudiar fenómenos semióticos complejos y concretos. En este mismo punto quizás resida, a la vez, su punto débil: la generalidad y amplitud del aparato de análisis -y de los aspectos factibles de estudio- dificulta el contraste, y en parte relaja la solidez, de los hallazgos.
El autor analiza, por ejemplo, la práctica social «preparar al hijo para la primera clase en el colegio». El análisis reconstruye la historia de la transformación desde, primero, la práctica social concreta; en segundo término, la recontextualización en entrevistas a chicos para investigar el tema; en tercer lugar, la re-recontextualización de la entrevistas en un libro destinado a orientar a los padres; por último, en la re-re-recontextualización de este libro en una nota periodística de divulgación, corpus que funciona como punto de partida para el lingüista. Este análisis procede rastreando -o proponiendo- qué tipo de transformaciones tuvieron lugar en la cadena de recontextualizaciones: sustituciones, eliminaciones, reorganizaciones, y adiciones (repeticiones, reacciones, adición de propósitos, legitimizaciones y evaluaciones).
En concreto, el texto analizado modifica, entre otros, el rol de los participantes en la práctica social original. Por un lado, sustituye el rol de los padres, particularizando sus acciones («Mamá me llevó al colegio»). Por el otro, elimina el rol de los maestros a partir de nominalizaciones («la separación de sus familias»). De esta manera, el texto oculta el conocimiento sobre las actividades dentro del ámbito escolar y desvela las acciones hogareñas, marcando una frontera neta entre el ámbito familiar (al que pertenecen los padres que leen la nota periodística) y el ámbito institucional (con el que la nota se alinea).
Los capítulos-artículos del libro están dedicados a estudiar la recontextualización -en general lingüística- de algunas de las categorías del marco de análisis (actores sociales: capítulos 2; espacialización: capítulo 5; legitimización: capítulo 6; etc.), y a profundizar notablemente su caracterización teórico-metodológica. Esto significa que el libro entero no alcanza a recorrer la batería completa de análisis ni a extenderse mucho más allá de la manifestación verbal de la transformación. Esta limitación, mencionada antes, seguramente mine la popularidad de la propuesta, pero quizás sea también la forma más honesta (¿y acertada?) de estudiar fenómenos (la misma disyuntiva persigue el estudio de los géneros discursivos, por ejemplo) que no merecen ser idealizados ni recortados.
[Nota: poco después de publicada esta reseña, apareció una extensa revisión en inglés del mismo libro en Linguist List].
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Federico Navarro (UNGS – UBA)
fnavarroungs.edu.ar